La música fue una de las grandes pasiones de Isabel II. A las nueve de la noche del 10 de octubre de 1849, día de su decimonoveno cumpleaños, se levantó el telón del pequeño teatro que acababa de construirse en el recinto del Palacio de Oriente. Sonaron entonces los primeros compases de la obertura de una ópera, nunca antes escuchada en el país, de un joven músico español: La ópera era Ildegonda, y el autor, Emilio Arrieta (1823-1894)
Los trescientos invitados recibieron el libreto en una edición de lujo con el texto en italiano y español, y al final de la representación hubo dulces y helados. La fiesta terminó a la una de la madrugada.[1]
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