Novísimo manual práctico de Cocina Española, Francesa y Americana

Año Gastronómico de 1866

martes, 23 de abril de 2013

Consejos para hacer fortuna



Siempre me ha gustado ojear el final del libro, y aunque no soy una cotilla, si soy una curiosa nata.  Esta vez en vez de curiosear, decido leer de cabo a rabo el apéndice del “Libro de las Familias”, ya que es imposible que nos deje indiferentes con esta sugestiva frase: “Consejos para hacer fortuna”.

Antes de ponerme a escribiros este articulo haciéndoos participes de estos consejos, que más que fortuna son de “buen juicio”, he cotilleado (me habéis pillado)  en el buscador de google “consejos para hacer fortuna”. Casi todos te dan las claves para hacer dinero y conservarlo, alguno se pone en plan más espiritual y te ayuda con la meditación para ganar dinero, pero el que más me ha gustado, sin duda, es el de Feng Shui, ya que la fortuna no está en la riqueza sino en el equilibrio de las áreas centrales de nuestra vida: salud, riqueza y relaciones personales.  Como diría la canción: "Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor"

Si os ha intrigado  y  queréis atraer a la diosa de la Fortuna  a través de Feng Shui solo tienes que cliquear este enlace: http://es.prmob.net/fengshui/riqueza/moneda-1406902.html

Sin duda, este libro es menos espiritual pero con los pies bien puestos en la tierra, por lo que os recomiendo que sepáis  “ser aconsejados”, que no lo digo yo, lo dice el libro: “Quien no sabe ser aconsejado, no puede ser socorrido, y además que, si no prestáis oido a la razón, no dejará de daros sobre los dedos”

Valgan por lo tanto estos consejos para vuestra buena fortuna en todo lo que sea menester, y sobre todo para ser juiciosos y no malgastar, ya que aunque parezca de sentido común, parece ser "este sentido" el menos común de los sentidos, haciendo mención a algunas de sus frases con sustancia o lecciones del buen hacer.

Trabajo:  La actividad es la madre de la prosperidad 


Amor al orden – que nada tiene que ver con “amor al prójimo” – Los grandes males suelen tener muchas veces su origen en los pequeños descuidos.


La economía en el complemento indispensable de amor al orden y al trabajo:  Es gran locura emplear el dinero en comprar un arrepentimiento.


Del modo de conducirse y de la religión: De entre las deudas, la mas sagrada es la del reconocimiento.


Consejos de Franklin: Que parece sacado de un “refranero” o “frases del día”



Este tal Franklin, que no he averiguado quién es, tendría ahora a reventar su twitter lleno de seguidores, retwitteado sus twitters por doquier.  Y es que el susodicho Franklin tiene mucha razón al decir “que puede dar un buen consejo pero no buena conducta.”

En cuanto a "la Reseña" lo dejaremos para otro momento, es decir para cuando vuelva de Munich, ¿podréis aguantar dos semanas?  Solo mencionar como introducción para dejaros en ascuas “sobre la formación y composición del hombre”.  ¡Y es que esta parte se las trae y tiene mucho, mucho jugo!

 Ir curioseando "la llave de la vida". y si no lo ves bien cliquea en la hoja del libro.  También puedes verlo más grande cliqueando en el blog dedicado al "LIbro de las Familias"

jueves, 11 de abril de 2013

Albóndigas con carne o almóndigas. ALMÓNDIGAS en 1866


Si en 1866 alguien hubiese dicho que había albóndigas de comer  habría mirado extrañado y corregido: “Almondiga, dirás” - ya que en el libro de las familias viene bien claro: ALMONDIGA, por lo que deduzco que en esa época se le llamaba normalmente con "m" y no con "b".
Hoy en día es al revés, si dices almóndiga, te corregirían echándote la miradita de inculta o paleta. De hecho, mi corrector de Word me dice que está mal y me la subraya en rojo, pero da albóndiga por correcta. 
Para salir de dudas hemos ido a la RAE y curiosamente las dos voces están aceptadas en el Diccionario de la Lengua Española. Albóndiga son cada una de las bolas que se hacen de carne o pescado picado menudamente y trabado con ralladuras de pan, huevos batidos y especias, y que se comen guisadas o fritas. Y almóndiga remite a esta palabra.

almóndiga.
1. f. albóndiga.
albóndiga.
(Del ár. hisp. albúnduqa, este del ár. clás. bunduqah, y este del gr. [κάρυον] ποντικόν ‘[nuez] póntica’ ).
1.  f. Cada una de las bolas que se hacen de carne o pescado picado menudamente y trabado con ralladuras de pan, huevos batidos y especias, y que se comen guisadas o fritas.

Pero en el  Libro de las Familias de 1866 viene bien claro: ALMONDIGAS CON CARNE 


 Comensales

  • 4-6 personas – según glotonería
  • Tiempo de prepración: 30 minutos
  • No aptos para personas con problemas con ajo - ¡ligeramente fuertecito!

 
Ingredientes

  • 500 gramos carne picada ternera o mezcla ternera y cerdo
  • 1 cebolla pequeña
  • 4 dientes de ajo o a gusto
  • Perejil
  • 1 huevo
  • Tocino a gusto.
  • Manteca – o también aceite de oliva –
  • Especias a gusto – hierbas provenzales -
  • 2 vasos de agua
  • Sal




Preparación:
Colocar la carne picada en un bol. Picamos ajo,cebolla – trozos muy pequeños. Perejil a gusto muy picadito. El tocino picar en robot o picadora.  O también, todo lo anterior junto (incluso carne) en picadora. Mezclar  todo bien. Se añade la sal, las especias y el huevo batido, dejándolo reposar 15 minutos.  

Se fríen en manteca, si se quiere seguir la receta de 1866, sino, aceite de oliva.

Amasar las almóndigas y fréir en la manteca, hasta que queden doradas. 

Ir preparando mientras se fríen la salsa de ajo y perejil.  Se sofríen los ajitos bien picados y una vez doraditos se le echa 2 vasos de agua y perejil a gusto. 


Cuando estén fritas las almóndigas se echan sobre esta salsa y se dejan cocer aproximadamente 20 minutos a fuego lento.

Poco perejil, ya que ya lo lleva también la almóndiga. Yo me pase un poquito, y se noto.


Optativo: Pasar la salsa por pasapurés o batirla antes de servir.

La salsa la pase por el pasapurés


Recomendaciones:
  • Esta fuertecito por el ajo sobre todo, por lo que el ajo se pone a gusto. 
  • Cuidadito con el perejil, más vale poco que mucho. 
Si te interesan otros  temas de bienestar o/y cultura curiosea:  http://www.viva4omas.com

jueves, 4 de abril de 2013

Abril - Año Gastronómico de hoy y de 1866

Los paisajes de España de 1866 quizás no se hayan transformado tanto desde hace 150 años,, pero si el de sus  familias y pueblos.  ¡Pero ha cambiado tanto todo desde entonces! ¡Ni Julio Verne hubiera podido soñar ni imaginar lo que se podría encontrar ahora, y mira que muchas de sus ideas no fueron nada mal encaminadas!

Muchas familias se alimentaban de sus propios campos o huertos y las zonas rurales eran mucho más extensas.  Las gentes se abastecían en los mercados, donde agricultor  ganadero, pescador, horticultor, panadero  y artesano, o el que algo tenía que vender o podía ofrecer, brindaba a voz en grito lo mejor de su casa. 


Aparte de "Abril aguas mil", que este año tenemos con creces e inundaciones, curioseemos en lo que ofrecía Abril en El Libro de las Familias:






Pasó la Semana Santa con su bacalao y sus torrijas, pasó la Pascua con su cordero y resulta que estamos en abril, lo que debe ser un motivo de júbilo, porque abril es, seguramente con octubre, el mejor mes del año gastronómico; el abril de las aguas mil ("y todas en un barril", puntualiza la sabiduría popular) es un mes para disfrutarlo a mesa y mantel.

Naturalmente, lo primero que viene a la mente hablando de abril son los espárragos. "Los de abril, para mí", dice esa misma sabiduría. Otra maravilla abrileña: los perretxikos, las setas de San Jorge. La tierra ofrece lo mejor que tiene, este mes, el mes de las mejores menestrasposibles.

Pero hay más cosas. No solo del huerto vive el hombre: del mar, también. Y el mar, en esta parte de la primavera, significa anchoas. Se ha acabado la costera del verdel (caballa), y viene la anchoa. Bienvenida sea. Verán que nos referimos al Cantábrico, y por eso decimos "anchoa", y no "boquerón", aunque la mayor parte de los ribereños de nuestro mar norteño llamen a este pescadito "bocarte".

Ya lo hemos comentado muchas veces. Bocarte para gallegos, asturianos y cántabros, anchoa para vascos, boquerón para andaluces y madrileños... Hay quienes dejan este nombre para el pescado fresco, y dan el de anchoa a sus congéneres enlatados y en salazón. Qué más da. El caso es saber lo que se pesca y lo que se come.

Básicamente, el consumidor español ha disfrutado de los boquerones o anchoas frescas de dos maneras: poniéndolos en vinagre o friéndolos. Los boquerones en vinagre serán de donde sean, pero son uno de los aperitivos más madrileños que existen. Ahora, desde la plaga de anisakis, están un poco en baja, porque la "cocción" en vinagre no elimina el parásito; pero el boquerón en vinagre es un clásico en las tabernas del Foro.

O fritos, ya decimos. Pensar en Málaga es hacerlo automáticamente en ese manojito de boquerones victorianos unidos de cinco en cinco por la cola, a guisa de mano que da la bienvenida. Pero también podemos pensar en alguna sidrería asturiana y los bocartes abiertos, rebozados y fritos, o en una tasca donostiarra. El boquerón, la anchoa, se presta magníficamente a la fritura; eso sí, conviene dominar el arte, que es triste estropear en la sartén lo que el mar hizo obra de arte.

Pero podemos variar la partitura y darles cierta alegría, cierta picardía, a nuestras anchoas fritas. Hace años, ese patriarca de la cocina vasca que fue José Castillo proponía una receta de anchoas "como angulas". La idea es excelente, y de ella partimos el otro día en casa, ante unos boquerones recién adquiridos.

Lo que pasa es que en casa no somos partidarios de que el ajo, por muy laminado que esté, comparezca en la mesa. Amamos su espíritu, su alma, pero preferimos que su cuerpo se quede en la cocina. De manera que lo que tenemos para estos casos es un aceite preparado, pícaro él a base de ajo y guindilla.

Simplemente, cuando toca, ponemos en una sartén un buen aceite virgen y, en frío, le incorporamos unos ajos troceados y unas cuantas cayenitas, al gusto. Calentamos hasta que los ajos empiezan a tomar color, momento en el que separamos la sartén del fuego y dejamos que su contenido infusione mientras baja su temperatura a la ambiente. Colamos y guardamos el aceite hasta que lo necesitamos.

En este caso, decidimos usar solo los lomos, inmaculadamente limpios, de nuestras anchoas. Calentamos un poco de nuestro aceite e hicimos en él los pescaditos, apenas un minuto, no necesitan más.

De ahí, y tras añadir un ligerísimo toque ácido en forma de gotas de limón y decorar espolvoreando perejil de la maceta picado a lo invisible... a la mesa, sin escurrir, y con un buen pan para mojar en el aceitito de marras. Un sabor perfecto, y un complemento final que deja la boca un tanto calentita o, por lo menos, contenta. Un txakolí, uno de esos excelentes txakolíes de hogaño, es el compañero perfecto para estas anchoas.

Hagamos ofrendas a Poseidón para que nuestro Cantábrico sea, una vez más, generoso en anchoa y luego en atún blanco y sardinas, claro que sí. Yo creo que por Poseidón no quedará la cosa; la verdad es que me dan muchísimo más miedo los "expertos" en pesca de Bruselas, conocido puerto marítimo desde el que se imponen cuotas, cupos, vedas y capturas. Que Poseidón, pues, nos libre de la tecnocracia comunitaria, amén.

Articulo: Diario de Navarra